Como odio, cuando me haces sonreir.
Te vi y una mezcla de emoción y susto me fulmino la razón. Mientras sentía, ascendía lentamente para después precipitarme a tu veloz y lleno de adrenalina recorrido, por tu cuerpo sin casi captar lo que sucedía y al final, tenía el corazón sacudido de todas las formas posibles. Sonreía como un idiota por la sensación de vacío que me dejaste en el estómago. ¡Si señores! Una montaña rusa o en este caso una montaña “rosa” me acababa de revolver las crisálidas de la panza…
Espero volver subirme y al final de la tarde salir con avioncitos de papel y pimpones rojos como premio por montarme en el vagón de tu inocente violencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario