¿...?

 

Esta vez no se que hice mal, conozco mis miedos, mis métodos. Mi errores recurrentes pero esta vez no entiendo porque te fuiste.

 

Odio las excusas, eso es todo. intente ser tan clara y tan honesta que no se si ahí fue que me equivoque. No aposté mucho pero definitivamente estaba dispuesta a pagar por ver el juego. Creí que seria una gran historia, de esas de igual a igual, en las que solo hay ganancias, en las que ambos bandos crecen y se fortalecen.

 

Estaba tan dispuesta a aprender y a enseñar, a disfrutar los pequeños detalles como las grandes azañas. A bajar las armas y abrir las puertas. De nuevo, estaba dispuesta a pagar por ver el juego.

 

Pero te fuiste sin explicacion alguna y me encantaría saber ¿¿por que??

 

Así que ahora solo espero que algún día me des la cara para que me expliques tus malditos miedos, o el maldito malentendido que se formo.

 

No me interesaba el hombre que sale de la oficina triunfante luego de un gran día laboral, ni el que se reune con sus amigos de colegio a tomar y a ser mas intelectual y elocuente que los demás. Me interesaba el de la sonrisa sincera y la mano cálida, el del beso tímido y las palabras medidas.

 

No esperaba el fanfarron o el superheroe, no te equivoques no quiero un hombre lleno de conquistas y triunfos, quería uno de carne y hueso con raspones en las rodillas con pasado de ser humano, con errores y lecciones.

 

Esperaba poder ser quien te hiciera caer en tus errores, no para hundirte en ellos si no para darte una mano, un consejo y ayudar. No buscaba ser tu complice o tu verdugo. Muy al contrario planeaba ser una buena amiga, de esas que se llevan en el alma y se quedan para siempre, de las que cuidan las espaldas.

 

Pero tampoco quería quedarme ahí, al compás del vaivén del tiempo, de la oportunidad casual, quería estar contigo en las buenas, pero sobretodo en las malas. En el momento cuando la soledad aqueja, cuando se atraviesa el desierto de la incertidumbre o se escala la montaña de la tristeza. Quería ser alguien con quien pudieras contar, tan incondicional como me necesitaras.

 

 A cambio quería una mano cálida que estuviera ahí cuando atravezara una de mis tormentas, quizás sin consejos pero con mucha escucha. Con abrazos largos y fuertes y definitivamente con decisiones contundentes para mostrarme el camino cuándo el laberinto de la duda y la inseguridad me invadan.

 

¿Era mucho pedir?

 

No esperaba un amor eterno y cursi. Tan solo una amistad fresca, basada en la confianza y el cariño sincero. No anhelaba que te enamoraras de mi pero si que me quisieras mucho con el tiempo.

 

No pretendia que fuera perfecto, por que claro habría problemas, pero sabia que encontrariamos soluciones eficientes, no hubiera querido cerrar caminos habría buscado salidas.

 

Y al final como toda historia, habría esperado que te despidieras de la misma forma en que llegaste, por la puerta principal de  mi vida. Dejando así la lección de que hicimos todo lo que pudimos y que no habría por que tener arrepentimientos de nada.

 

Odio cuando salen corriendo por la ventana de las excusas de puntillas y sin ninguna explicacion.

 

Me hubiese encantado que te arriesgaras, por que te aseguro habrían sido mas las alegrías.

 

¡De todo corazón!

 

 

Karen